Ojos Verdes
Mientras tanto, mediante una inesperada ganancia Anna Traverne la dulce y educada hija del vicario había obtenido el pasaje de regreso a su amado Ceilán. Pero nunca podría olvidar al enigmático y atractivo ladrón que, en Inglaterra había encendido sus pasiones con sus desvergonzados besos. Sin ella saberlo, él le había jurado una tierna venganza por haberle robado su derecho de nacimiento y su corazón...
Abajo, el reloj marcaba las seis. Anna, obstinadamente oculta en su dormitorio, escuchó las débiles reverberaciones que marcaban la hora con nerviosa expectativa. En cualquier momento, esperaba escuchar que Julian venía por el pasillo a buscarla, aunque no tenía absolutamente ninguna intención de permitir que la llevara.
No fue decepcionada.
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