sábado, 24 de septiembre de 2011

Primer Capítulo de 10 Maneras De Ser Adorada Cuando Pescas A Un Lord

Bueno, por fin subo el capítulo de 10 Maneras De Ser Adorada Cuando Pescas A Un Lord, espero que os guste.


Capítulo 1



¿Y qué sería de estas lecciones, Querido Lector, sin un posible Lord que caiga? ¿Los caballeros que ha estudiado diligentemente? La respuesta, por supuesto, es que serían casi inútiles.
No somos, entonces, las más afortunadas de las mujeres, de que nuestra hermosa ciudad presuma de los mejores y los más brillantes, los encantados y encantadores, un verdadero tesoro de solteros –ricos, deseados y vagando solos por nuestras calles, ¡faltos solamente de una mujer!
Encontrar estos modelos de caballerosidad es una tarea de enormes proporciones, ¡pero no tema Querida Lectora! Hemos asumido el trabajo por usted –recorrimos la ciudad por los Lords más dignos de su inestimable desenfrenada atención.
Considere, si usted quiere, el primero en nuestra lista de eminentes Lords por conseguir…
Perlas Y Pellizas
Junio de 1823

Cuando la rubia de la puerta le guiño el ojo, fue la gota que colma el vaso.
Lord Nicholas St. John se hundió más en su asiento, maldiciendo en voz baja. ¿Quién hubiera imaginado que una superlativa revista repartida por tontas mujeres fuera bastante para transformar la población femenina de Londres en locos griteríos?
Al principio, lo encontró divertido –una bienvenida entretenida. Entonces las invitaciones habían comenzado a llegar. Y cuando el reloj en su casa de la ciudad St. James había apenas dado las dos, Lady Ponsonby se les había unido, afirmando tener asuntos que discutir –algo que hacer con una estatua que había adquirido recientemente desde el Sur de Italia. Nick sabía mejor. Solo había una razón para una víbora como Lady Ponsonby para acudir de visita a la casa de un soltero –una razón que Nick estaba seguro  Lord Ponsonby no encontraría del todo razonable.
Así que había escapado, primero a la Real Sociedad de Antigüedades, donde se había secuestrado a sí mismo en la biblioteca, lejos de cualquiera que hubiera oído alguna vez de las revistas de señoritas,  menos leído una. Desgraciadamente, el periodista –Nick se estremeció por el uso liberal del termino- había hecho su investigación, y dentro de la hora, la cabeza del lacayo había anunciado la llegada de cuatro mujeres por separado, determinando la edad y el rango, todo en extrema necesidad de una consulta referente a sus mármoles –todas las que insistían en que nadie más que Lord Nicholas podría hacer.
Nick bufo en su bebida ante el recuerdo. Mármoles, por supuesto.
Había pagado al lacayo generosamente por su discreción y escapo una vez más, esta vez con un poco más de dignidad, por la entrada trasera de la Sociedad y entro en el estrecha y sórdido callejón que no hizo mucho por animar su disposición.
Inclinando hacia abajo el ala de su sombrero para proteger su identidad, había hecho su camino al refugio –el Perro y la Paloma, donde había estado escondido en un oscuro rincón durante las últimas varías horas.
Completamente atrapado.
Normalmente, cuando una voluptuosa camarera le hacía ojitos, el estaba más que dispuesto a considerar sus amplios encantos. Pero esta mujer en particular era la decimocuarta de su sexo que abiertamente le había sopesado sus encantos ese día, y él había tenido bastante. Frunció el seño, primero a la chica, después a su cerveza, sintiéndose oscuros y más irritado por minutos. “Tengo que salir de esta maldita ciudad.”
La profunda y estruendosa risa desde el otro lado de la mesa no hizo mejorar su humor.
“No dude por un momento que podría haberte enviado de regreso a Turquía” dijo Nick, su voz un gruñido bajo.
“Espero que no lo hagas. Debería odiar el extrañar la conclusión de este entretenido teatro.” Su compañero, Durukhan, giro y miro por encima de sus hombros, los oscuros ojos pasando perezosamente sobre la atractiva mujer. “Lastima. Nunca me tomara en cuenta.”
“Chica lista.”
“Lo más probable es que simplemente cree todas las cosas que lee en las revistas.” Rock se río mientras Nick fruncía el ceño. “Vamos, Nick, ¿cómo de horrible puede ser? Que las mujeres de Londres hayan sido informadas públicamente de tu -elegibilidad”
Nick recordó el montón de invitaciones que aguardaban a su vuelta –cada una de una familia con una hija soltera- y tomo un largo trago de cerveza. Colocando la taza de peltre, susurro, “Como de horrible, por cierto.”
Tomaría ventaja de ello si fuese tu. Ahora puedes tener a cualquier mujer que quieras.”
Nick nivelo a su amigo con una fría mirada azul. “Lo haría perfectamente bien sin la condenada revista, gracias.”
La respuesta de Rock fue un evasivo gruñido mientras se volvía para hacer gestos a la joven camarera. Como una flecha disparada de un arco, ella llego a su mesa con rapidez y determinación. Se inclino sobre Nick para mejor demostración de sus sensuales curvas, hablo en un bajo susurro. “¿Mi señor? ¿Tiene usted… necesidades?”
“Las tenemos, por supuesto,” dijo Rock.
La descarada mujer se sentó en el regazo de Nick, acercándose. “Seré cualquier cosa que quieras, amor,” dijo ella, bajo y sensual, mientras presionaba sus pechos en su pecho. “Cualquier cosa que quieras.”
El saco el brazo posicionado alrededor de su cuello y pesco una corona de su bolsillo. “Una oferta tentadora, sin duda,” dijo, presionando la moneda en su mano y levantándola sobre sus pies. “Pero me temo que solo quiero otra cerveza más. Tendrás que buscar en otra parte mejor compañía para esta tarde.”
Su rostro cayó por una decima de segundo antes de dirigir su atención a Rock, considerando su ancho pecho, la piel morena y gruesos brazos con una apreciativa mirada. “¿Interesado por ir? A algunas chicas no les gusta lo oscuro, pero creo que lo harás perfectamente bien.”
Rock no se movió, pero Nick noto la tensión en los hombros de su amigo ante la evidente referencia de su herencia. “Aléjate a otro parte,” dijo el turco, rotundamente alejándose de la camarera.
Ella alzo la nariz ante el combinado rechazo y se fue –a buscar más cerveza, Nick espero. Mientras la veía hacer su camino a través de la habitación, el sintió la gran atención de otra mujer en la taberna. “Son predadoras. Hasta la última de ellas.”
“Solamente parece justo que el bulan finalmente sepa que es ser cazado.”
Nick hizo una mueca al nombre turco y al largo historial que venía con el. Hacía años que alguien le había llamado el bulan –el cazador. El nombre no significaba nada ahora; fue un vestigio de sus días en el Este, profundamente en el Imperio Otomano, cuando había sido otra persona –alguien sin nombre- con una sola habilidad que finalmente habría sido su ruina.
La ironía no paso desapercibida para él. Su tiempo en Turquía había concluido duramente cuando una mujer había puesto la vista en él y él había cometido el error de permitirse ser atrapado, literalmente.
Había pasado veintidós días en una prisión de Turquía antes de haber sido rescatado por Rock y escabullido a Grecia –donde había prometido poner a descansar el bulan.
La mayor parte del tiempo, había estado feliz de haberlo hecho… apaciguado por el mundo de Londres, los negocios de su propiedad y sus antigüedades. Pero había días en los que extrañaba esa vida
Prefería mucho más ser el cazador que el cazado.
“Las mujeres son siempre como estas que te rodean,” señalo Rock, volviendo a Nick al presente. Simplemente estas sintonizándolo mejor hoy. No es que alguna vez haya entendido tus intereses. Eres algo desagradable”
Buscando una paliza, ¿Verdad?”
La cara del turco se repartió con una amplia sonrisa abierta. “Entrenarse conmigo en una casa publica no sería la conducta apropiada para semejante modelo de caballerosidad.”
La mirada de Nick se estrecho en su amigo. “Me arriesgare por el placer de borrar esa sonrisa de tu cara.”
Rock rio de nuevo. “Todo este interés femenino ha confundido tu cerebro si piensas que podrás derribarme.” Se inclino hacia delante, apoyando los brazos en la mesa entre ellos, recalcando la mayor parte. “¿Qué ha pasado con tu sentido del humor? Habrías encontrado esto divertido si me hubiese pasado a mí. O a tu hermano.”
“Sin embargo me ha pasado a mí.” Nick inspecciono el resto de la habitación y gimió mientras la puerta del pub se abría y un alto y moreno hombre entraba.  El recién llegado se detuvo justo dentro de la habitación, explorando la muchedumbre pesada, sus ojos azules finalmente se posaron en Nick. Una sola ceja se alzo ante la diversión y el comenzó a trazar su camino a través de la multitud personas hacía ellos.
Nick volvió una acusadora mirada a Rock. “Estas pidiendo ser devuelto a Turquía. Implorándolo.”
Rock miro sobre sus hombros al recién llegado y sonrió abiertamente. Habría sido bastante hostil de mi parte no invitarle a unirse a la diversión.”
“¡Que gran golpe de suerte! Confieso, que no había pensado  que sería capaz de acercarme al Lord desembarcado de Londres,” murmuró una baja, divertida voz, y Nick levantó la mirada para encontrar a su hermano gemelo, Gabriel St. John, Marqués de Ralston, agachándose sobre ellos. Rock se levantó y le palmeó la espalda a Gabriel, señalando que él debería unírseles. Una vez sentado, Ralston continuo, “Aunque debería haberme esperado encontrarte aquí...” se detuvo, “Escondiéndote. Cobarde.”
Las cejas de Nick se juntaron mientras Rock se reía, “Acababa de señalar que si tú hubieras sido nombrado un 'Lord para pescar' de Londres, Nick hubiera sacado un placer inmenso de tu dolor”
Gabriel se echó hacia atrás en su silla, sonriendo tontamente.
“Por supuesto que lo haría. Y aún así tu humor parece menos que alegre, hermano. ¿Por qué será?”
“Supongo que estás aquí para disfrutar de mi malestar.” dijo Nick, “Pero seguramente tienes cosas mejores que hacer. ¿Sigues teniendo una nueva esposa para entretenerte, no?”
“De hecho, sí.” Dijo Gabriel con su sonrisa cayendo, “Aunque para ser honesto, ella casi me empujó fuera de la puerta en su afán por encontrarte. Ella está organizando una cena para la noche del jueves, y tiene un asiento reservado para ambos. Ella no quiere a Lord Nicholas vagando con nostalgia por las calles esa noche buscando una esposa.”
Rock sonrió. “Es totalmente posible que lo hubiera estado haciendo sin la invitación.”
Nick ignoró a su amigo. “¿Callie leyó esa maldita cosa?” Había esperado que su cuñada estuviera por encima de ese tipo de cosas. Si ella lo había leído, no había escapatoria.
Gabriel se inclinó hacia delante. “¿Esta semana? Todos lo hemos leído. Has llevado el nombre St. John respetablemente. Al fin. Bien hecho.”
La camarera volvió entonces, trayendo otra ronda de bebidas a la mesa; la sorpresa brillaba en sus ojos, seguido rápidamente por placer mientras miraba a Nick, luego a Gabriel, y luego atrás otra vez.
Los gemelos eran tan raros que los extraños tendían a quedarse mirando cuando los hermanos St. John se aventuraban en público juntos. Nick descubrió que no tenía paciencia para su curiosidad. Alejó la mirada mientras Gabriel pagaba generosamente a la mujer, diciendo, “Por supuesto, esas mujeres que me codiciaban deben estar emocionadas por tener otra oportunidad para pillar, con titulo o no, al menos compartes mi buen aspecto, En una versión más joven y menor.”
La mirada azul de Nick se estrechó en su hermano y su amigo, ahora riéndose a carcajadas como idiotas. Levantando su cerveza brindó por el dúo. “Los dos podéis iros directos al infierno.”
Su hermano levantó su propia jarra. “Creo que eso valdría la pena solo por verte y molestarte. Ya sabes, no es la peor cosa ser etiquetado como un soltero a elegir, Nick. Puedo dar testimonio de que de hecho el matrimonio no es la prisión que una vez creí que era. Es bastante agradable, descubrí.
Nick se inclinó hacia atrás en su silla. “Callie te ha suavizado, Gabriel. ¿No recuerdas todo el dolor causado a madres gritando e hijas empalagosas, todas buscando llamar tu atención?”
“Ni remotamente.”
“Eso es porque Callie es la única mujer dispuesta a tenerte con toda tu historia de maldad y vicio.” Señaló Nick. “Mi reputación está bastante menos empañada de lo que estaba la tuya, soy más valioso de atrapar, que el Señor me ayude.”
“El matrimonio podría sentarte bien, ¿Sabes?”
Nick observó tanto tiempo su cerveza que sus compañeros pensaron que podría no contestar. “Creo que todos sabemos que el matrimonio no es para mí.”
Gabriel soltó un pequeño gruñido evasivo. “Podría recordarte que eso mismo era cierto para mí, pero no todas las mujeres son las frías golfas que te ven casi muerto, Nick.” dijo Gabriel firmemente.
“Ella fue simplemente una más de una larga lista de ellas.” Apuntó Nick, bebiendo profundamente. “Gracias pero he aprendido a mantener a mis mujeres en el mejor de los encuentros, breve y carente de emociones.”
“Yo no me jactaría de brevedad si fuera tú, St. John.” Dijo Rock, mostrando una amplia sonrisa a Gabriel antes de continuar. “Tu problema no son las mujeres que te eligen, sino aquellas a las que elijes. Si no fueras tan fácilmente engañado por esas que se hacen la víctima tendrías mejor suerte con el sexo débil.”
Rock no había dicho nada que Nick no supiera ya. Desde su juventud había tenido cierta debilidad por las mujeres en necesidad, y cuando entendió que esta era una de sus mayores debilidades—habiendo traído más problemas que alegría sobre él en su vida—él parecía incapaz de resistir ese rasgo.
Así que el mantenía a sus mujeres a un brazo de distancia. Sus reglas eran claras. Sin amantes. Sin citas regulares. Y más definitivamente, sin esposa.
“Bueno, de cualquier forma.” Dijo Gabriel volviendo ligeramente a la conversación, “Yo voy a disfrutar inmensamente mientras tú recibes tu castigo.”
Nick se detuvo, bebiendo profundamente antes de finalmente inclinarse hacia atrás y apoyar las manos en la mesa. “Me temo que voy a tener que decepcionarte. No tengo planeado recibir un castigo para nada.”
“¿Eh? ¿Cómo planeas evitar a las mujeres de Londres? Son cazadoras de la mayor calidad.”
“Ellas no pueden cazar si su presa se ha ido.” Anunció Nick.
“¿Te vas?” Gabriel no parecía complacido. “¿A dónde?”
Nick se encogió de hombros, “Claramente he sobrepasado la bienvenida de Londres. El Continente. Oriente. Las Americas. ¿Rock? Has estado pidiendo una aventura durante meses. ¿A dónde te gustaría ir?”
Rock consideró las opciones. “A Oriente no. Una repetición de la última vez que estuvimos allí no es tentador. Prefiero mantenerme bastante lejos.”
“Me parece bien.” Concedió Nick. “Las Americas entonces.”
Gabriel sacudió al cabeza. “Te irías por un año al menos. ¿Has olvidado que tenemos una hermana que acaba de ser presentada y necesita un vistazo? No me vas a dejar dirigiendo un evento que seguramente será desastroso simplemente por tu miedo a la atención de un puñado de mujeres.”
“¡Un puñado!” Protestó Nick. “Son una multitud.”
Se detuvo, considerando sus opciones. “No me importa realmente a donde ir... siempre que no haya mujeres.”
Rock lo miró alarmado. “¿Ninguna en absoluto?”
Nick se rió por primera vez en la noche.
“Bueno, no ninguna, obviamente. ¿Pero sería mucho pedir que no hubiera ninguna mujer que haya leído esa estúpida revista?”
Gabriel alzó una oscura ceja. “Es muy probable que sí.”
“St. John.”
Los tres caballeros se giraron al sonido del nombre de Nick para encontrar al Duque de Leighton al lado de la mesa. Alto y ancho, si Leighton no hubiera sido Duque, el hombre hubiera hecho bien de Vikingo—pelo claro y cara pétrea, rara vez sonreía. Pero hoy, Nick notó que el Duque parecía un poco más estoico de lo usual.
“¡Leighton! Únete a nosotros.” Nick uso un píe para coger una silla cercana y arrastrarla hasta la mesa. “Sálvame de estos dos.”
“Me temo que no puedo quedarme.” Las palabras del Duque eran cortantes. “Vine buscándote.”
“Usted y la población femenina de Londres.” Dijo Gabriel con una carcajada.
El Duque le ignoró, doblando su gigante cuerpo en el asiento y colocando sus guantes sobre la mesa de madera llena de cicatrices. Volviendo la cara hacia Nick, casi bloqueando a Rock y Gabriel de la conversación, dijo. “Me temo que no va a gustarte lo que tengo que pedirte.”
Nick hizo señas a la camarera con un vaso de whisky, plenamente consciente de la angustia en la mirada de su amigo.
“¿Implica casarse?” Preguntó Gabriel secamente.
Leighton parecía sorprendido. “No.”
“Entonces creo que Nick dará la bienvenida a su petición.”
El Duque dio un largo trago de whisky y encontró el interés de Nick. “No estoy muy seguro. Verás, no estoy aquí por Nick, sino por el Bulan.”
Hubo un largo silencio mientras las palabras caían alrededor de la mesa. Rock y Gabriel estaban rígidos, pero no hablaron, mirando a Nick cuidadosamente. Nick se inclinó hacia delante, colocando sus antebrazos en la mesa y haciendo un triángulo con los dedos. Nick habló lentamente, sus ojos sin dejar a Leighton.
“Ya no soy ese.”
“Lo sé. Y no se lo pediría si no le necesitara.”
“¿Quién?”
“Mi hermana. Se ha ido.”
Nick se echó hacia atrás en su silla. “No persigo fugitivos, Leighton. Deberías llamar a Bow Street.”
La frustración de Leighton le llevó hacía delante en un brusco movimiento. “Por el amor de Cristo, St. John. Sabes que no puedo hacer eso. Estaría en los periódicos mañana. Necesito al Bulan.”
Nick retrocedió ante la palabra. No le importaba ser el cazador una vez más. “No lo haré nunca más. Lo sabes.”
“Te pagaré lo que pidas.”
Ralston se rió de eso, causando un gruñido del Duque. “¿Qué tiene eso de gracioso?”
“Solo la idea de que mi hermano tomaría el pago. No creo que le haya ganado para su causa con esa oferta, Leighton.”
El Duque frunció el ceño. “Sabe, Ralston, usted nunca fue el gemelo que yo prefería.”
“La mayoría de la gente se siente así.” Dijo Ralston. “No estoy sobreexcitado con la idea. De hecho, confieso un poco de sorpresa de que esté aquí, dignándose a hablarnos, con nuestro 'cuestionable linaje'—¿No es eso a lo que se refiere?”
“Gabriel, basta.” Nick paró a su hermano de ir demasiado tarde en el pasado.
Leighton al menos tenía la gracia de estar avergonzado.
Durante muchos años, los gemelos St. John, aunque aristócratas en sí, siempre habían sido la salida principal del desprecio del joven Leighton. El escándalo que había caído sobre la Casa Ralston cuando los gemelos eran jóvenes—el abandono de su madre a su marido y su familia—les había convertido en la presa ideal para la mayoría de las familias impolutas de la alta sociedad, y Leighton, en sus clases en Eton, nunca había fallado al recordarles las deshonrosas acciones de su madre.
Hasta que un día, Leighton había ido demasiado lejos, y Nick le había puesto contra la pared.
Golpear a un Duque no era algo con lo que el segundo hijo de un Marqués pudiera llegar lejos en Eton. Nick seguramente hubiera sido despedido sino fuera porque eran gemelos y Gabriel tomó la responsabilidad del acto. El futuro Marqués de Ralston fue enviado a casa por un corto trimestre, y Leighton y Nick habían hecho una tregua provisional, sin que nadie lo supiera.
La tregua se había convertido en una amistad de clase—una que había florecido en los años superiores en Eton, y marchitado cuando Nick había cruzado la franja del Continente. Leighton ya había ascendido al Ducado, y su fortuna, no una pequeña parte, había financiado las expediciones de Nick y Rock en lo más profundo de Oriente.
Leighton había tenido un papel importante en la aparición del Bulan.
Pero Nick ya no era ese hombre.
¿Qué es lo que sabes?”
“Nick...” Rock habló por primera vez desde que el Duque había llegado, pero Nick alzó una mano, “Mera curiosidad.”
“Sé que ella se ha ido. Sé que cogió dinero y un puñado de cosas que ella consideraba inestimables.”
“¿Por qué se marchó?”
Leighton sacudió la cabeza. “No lo sé.”
“Siempre hay una razón.”
“Puede ser... pero no lo sé.”
“¿Cuando?”
“Hace dos semanas.”
“¿Y vienes a mí ahora?”
“Ella había planeado un viaje para visitar a una prima en Bath. Pasaron diez días antes de que me diera cuenta de que me había mentido.”
“¿Su doncella?”
“La aterroricé hasta confesar que Georgiana se fue al Norte. No sabía nada más. Mi hermana fue muy cuidadosa al cubrir sus pistas.”
Nick se echó hacía atrás en la silla, la mente corriendo, la energía recorriéndole. Alguien había ayudado a la chica. Aún estaba ayudándola si ella no se había rendido y regresaba a su hermano. Habían pasado años desde que él había seguido a alguien—había olvidado el placer de empezar una nueva búsqueda.
Pero esta no era su vida nunca más.
Encontró la preocupada mirada del Duque. “Es mi hermana Nick. Sabes que no te lo pediría si hubiera otra manera.”
Las palabras habían golpeado su corazón. Él también tenía una hermana. Y haría cualquiercosa por mantenerla a salvo.
Maldición.
“¿Milord?”
Nick se volvió hacía la tentadora, femenina voz, para encontrar dos mujeres jóvenes paradas cerca, mirándole con entusiasmo. Nick habló cauteloso. “¿Si?”
“Nosotras...” Una de ellas empezó a hablar, luego se detuvo, insegura. La otra le dio un codazo hacía él.
“¿Si?”
“Somos fans.”
Nick parpadeó. “¿De qué?”
“Suyas”
“¿Mías?”
“¡Por supuesto!” La segunda chica sonrió ampliamente y caminó más cerca, sosteniendo lo que se parecía sospechosamente a...
Nick juró en voz baja.
“¿Estaría dispuesto a autografiar nuestra revista?”
Nick levantó una mano. “Lo haría, chicas, pero tenéis al hermano equivocado.” Señaló a Gabriel. “Ese es Lord Nicholas.”
Rock resopló mientras las dos desplazaban su atención hacia el Marqués de Ralston, una deslumbrantemente hermosa copia de su presa, y rió entre dientes su entusiasmo.
Gabriel instantáneamente se metió en su papel, brindando una brillante sonrisa a las chicas. “Estaría feliz de autografiar vuestra revista.” Cogió la revista y la pluma que le ofrecían y dijo. “ Sabéis, debo confesar que es la primera vez que llamo la atención de mujeres en compañía de mi hermano. Ralston siempre ha sido considerado el más guapo de nosotros.”
“¡No!” protestaron las chicas.
Nick rodó los ojos.
“¡Por supuesto! Pregúntenle a cualquiera. Les dirán que es el Marqués el mejor espécimen. Seguramente ya lo habéis oído.” Levantó la vista hacia ellas con una encantadora sonrisa. “Pueden admitirlo, chicas. Mis sentimientos no se herirán.”
Gabriel levantó la revista, mostrando la portada, que decía: ¡Dentro! ¡Lords para pescar de Londres! “Si... No hay duda de que esto hará maravillas con mi reputación. ¡Estoy tan feliz de que se difunda que estoy buscando una esposa!”
Las chicas casi exhalaron de placer.
Sin divertirse, Nick se volvió a Leighton, “¿Al Norte has dicho?”
“Si”
“El Norte es un lugar enorme. Podría llevarnos semanas encontrarla.” Advirtió Rock.
Nick miró a la pareja de féminas esperando con entusiasmo en el codo de Gabriel, luego de vuelta a los hombres en la mesa.
“Estoy dispuesto a hacer el recorrido.”

Descargar: Capítulo 1


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2 comentarios:

  1. Me encanta este libro!!!
    Ojala pudiera subirlo todo o decirme donde encontrarlo ( en español por supuesto)

    Gracias

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  2. La verdad, es que aun no se ha terminado la traducción en el foro Dark Guardians, pero cuando se termine de traducir lo subiré
    ^^

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