jueves, 1 de marzo de 2012

After Obsession capítulo 2

Aqui el segundo capítulo de After Obsession



2. Alan.

“¿Qué quiere decir con que no tenéis rugby aquí? pregunte.
La Sra. Wood, la orientadora, se queda sin habla por un momento.
“Este es un instituto. Tenéis que tener rugby.” Miro a mi madre en la silla de al lado. “¿Cómo pueden no tener rugby? ¿Lo sabías?”
“Lo siento Alan,” dice la orientadora. Realmente parece disgustada. Sigue mirando a mi madre. “Pensé que lo había mencionado.”
“¿Mama? ¿Lo sabías, no? Sabías que no tenían rugby y me hiciste trasladarme aquí de todas formas. ¿Cierto?”
“Lo siento, Alan,” dice cruzando las piernas. “Lo hice.”
De vuelta a casa, en la ciudad de Oklahoma, muchos de mis amigos habrían discutido con su madre justo allí en ese momento. Tan loco como estoy, todavía no puedo hacer eso. Sólo me hundo en la silla como un globo repentinamente vacío de aire.
“Alan estuvo en el segundo equipo de todo el estado en la clase 5ºA el año pasado,” explica Mama. “Es muy bueno en rugby. Es un corredor.”
“¿Hay otro colegio que tenga rugby?” pregunto.
“No en cincuenta kilómetros. Tenemos futbol, cross country¹, y lucha libre,” ofrece la Sra. Wood.
“¿Balompié? No puedo conseguir una beca de la OU para jugar balompié.”
“Alan siempre ha querido jugar al rugby en la Universidad de Oklahoma,” explica Mama antes de volver su atención a mí. “Alan, vamos a sacar partido de esto.”
No fue idea mía venir a Maine. ¿Maine? Realmente, ¿Quién se traslada a Maine? A parte de mi madre, que nos trajo a vivir aquí con mi tía y mi prima ahora que son huérfanas de marido y padre. Nadie vino a vivir con nosotros sólo porque era huérfano de padre, y lo he sido toda mi vida.
“Lo que sea.” Es la mejor concesión que puedo ofrecer. “Ponme en cross country. ¿Por lo menos tenéis pistas de carreras en primavera? ”
“Si.” La Sra. Wood casi con una gesto de victoria, esta tan feliz. Me pone en cross country y en la pista de carreras mientras que el ordenador expulsa la página que es mi horario de clases.
 “Gracias.”Mama es toda sonrisas de consuelo. “Acabamos de llegar este fin de semana. El marido de mi hermana murió recientemente… bueno, se perdió en el mar, supongo. Tenía su propio barco de pesca y…”
“Oh, el Dawn Greeter.” El entendimiento lleno los oscuros ojos de la Sra. Wood. Me mira y pregunta, “¿Así que, tú eres el primo de Courtney?”
“Si.”
“Es una chica dulce,” promete la Sra. Wood. No sé realmente si lo es o no. Vi a Courtney anoche durante unos minutos, pero aparte de eso sólo nos hemos reunido dos veces en nuestras vidas. “Fue una tragedia para toda la ciudad cuando el barco se perdió. Toda la tripulación era de aquí de la ciudad. Tres de nuestros estudiantes, incluyendo a Courtney, perdieron a sus padres.”
“Eso es horrible,” dice Mama. “Nunca entendí como Lisa hacia frente a Mike cuando salía al mar todos los días.”
“Bueno, aquí es un estilo de vida.” Los ojos de la Sra. Wood se deslizaron por un momento alrededor de su oficina, mirando las imágenes de barcos y una campana de bronce montadas sobre la puerta del despacho. “Estoy segura de que también los hombres trabajan frente algún tipo de peligro todos los días allí en Oklahoma.”
“Si, pero al menos allí suele haber un cuerpo que enterrar si pasa algo.”
“Cierto.” La Sra. Wood comienza a decir más, pero una campana suena y el pasillo de fuera de su oficina se llena de adolescentes. “La primera hora a acabado. Tan pronto como las cosas se calmen, Alan, tendré a nuestro asistente para que te muestre tu taquilla y te de un rápido recorrido por el colegio. Luego te llevara a biología.”
Miro el caudal de estudiantes intentando que no se me note. Veo que muchos de ellos me están mirando a través del cristal de la ventana. Las diferencias son bastante obvias u se que se están dando cuenta. Mi piel morena y mi largo pelo negro son muy diferentes de todo lo que veo en la corriente de humanidad fuera de la oficina. El padre que nunca he conocido es Navajo. Me preparo para la porquería habitual que acompaña al énfasis de mi herencia de Navajo. Me llamaran “jefe,” harán bromas reservadas, pedirán cigarros y monedas de madera de cinco centavos hasta que pierda la paciencia y les dé una patada en el culo. Después de eso podría haber cierto respeto renuente.
Otra campana suena y la última pareja de estudiantes en el pasillo corre hacia las puertas abiertas donde la profesora espera. Un chico alto con el corto pelo negro entra en la oficina de la orientadora y deja caer algunos libros sobre la pequeña mesa poniéndose en camino hacia otro lado.
“¿Blake?” llama la Sra. Wood. “Este es Alan Parson. Hoy es su primer día. ¿Le muestras los alrededores?”
“Claro,” dice Blake. Veo como me mira y entonces asiente con la cabeza hacia mí. Asiento.
Le sigo fuera de la oficina. Mama dice “Adiós” detrás de mí pero yo solo agito las manos, aun enfadado por el asunto del rugby. Blake es un poco más alto que yo, y camina más rápido. Lleva puesta una camiseta azul con INSTITUTO GOFFSTWON DE CROSS-COUNTRY impreso en la espalda.
“¿Estas en cross country?” pregunto.
“Si. ¿Tu corres?”
“Imagino que ahora sí,” digo. “No puedo creer que los chicos no tengáis un equipo de rugby. En Oklahoma, cada instituto tiene un equipo de rugby, incluso las pequeñas escuelas rurales.”
“El rugby no es gran cosa aquí,” dice Blake mientras me conduce por un pasillo. “Además, es un deporte caro, y, en caso de que no lo hayas notado, este no es una escuela de ricos. Tenemos deportes que cuestan menos.”
“Oh.” No había pensado en el precio. “¿Es bueno el equipo de rugby?”
“Bastante bueno,” responde. “Estaba en el de todos los estados el año pasado. Teníamos dos chicos y tres chicas que ganaron a todos los estados individuales. Este año todo el equipo lo conseguiremos.”
“Eso es estupendo.” Al menos era algo.
“Aquí está tu taquilla,” dice mientras giramos la esquina. Se dirige una alta puerta amarilla. “Intenta darle a la cerradura.” Mientras giro el dial de los números me he dado cuenta, el pregunta, “Así que ¿eres de Oklahoma?”
“Si”
“¿Por qué has venido a Maine?”
Mientras le digo porque deje Oklahoma, cierro la puerta y enfrento a Blake de nuevo. “Oh, Courtney. Si, ese asunto sobre su padre,” dice él.
Seguí a Blake escaleras arriba y abajo mientras se dirigía al servicio, al auditorio, as las aulas y a la cafetería. Hizo un comentario sobre varios profesores mientras caminábamos, y pronto me di cuenta de que él era uno de los alumnos preferidos de los profesores. Cualquier cosa negativa que el dijera de los profesores es seguido de algo positivo.
“Las clases de Mrs. Bailey son fuertes, pero es realmente increíble. Ella trae galletas los viernes,”
Finalmente vamos a la puerta de la clase donde Blake llama a la puerta. Un chico sentado al lado de la puerta salta y nos observa a través de la estrecha ventana antes de abrir la puerta. El y Blake chocan los puños en señal de saludo, y entonces Blake vuelve su atención hacia la profesora.
“Mr. Swanson,” dice Blake, “este es Alan Parson. Es nuevo aquí. El está en su clase para la segunda hora.”
Más de una docena de pares de ojos cansados sobre mí, mirando, juzgando, inventando historias sobre porque estoy aquí. Mr. Swanson es un hombre alto con una fina y delgada barba blanca y un blanquecido pelo rubio. Sus ojos parecen ceder, y él se mueve a un ritmo muy pausado mientras se sitúa frente a mí.
“Hola, Alan,” dice. “¿Por qué no te sientas por aquí? Estaba a punto de dar la asignatura. Una vez que consiga que todos trabajen, hare que les alcances.”
Voy a la mesa y me siento detrás de un chico, el cual necesita ponerse a dieta, y en frente de una chica pelirroja que esta masticando con fuerza un chicle. Me coloco en el pupitre y espero, obligando a mi mano a permanecer fuera de la bolsa de medicamentos que llevo bajo la camisa. Suelo llevarla fuera de la camisa, pero eso al volver a casa. Por ahora, la bolsa de la medicina permanece oculta.
De vuelta en casa, en estos momentos, me gustaría estar en Coach Baldwin Street Law.  Reprimo un suspiro y trato de fingir que las personas no están mirando hacia mí en lugar de a sus libros.
Sobrevivo a un incomodo trayecto en autobús hacia casa y bajo en la parada cuando Courtney lo hace.
“Lamento no haberme sentado contigo,” dice Courtney mientras caminamos por la calzada. “Mama dice que necesito hacerte sentir acogido.”
“No te preocupes por eso.” La observo por primera vez, realmente, desde que llegue a Maine el sábado por la tarde. Es baja, tal vez cuatro pies y diez pulgadas de alto, y muy delgada y pálida. Su pelo castaño cuelga lacio y débil y ella lo deja caer sobre todo en su cara. Tras sus gafas, usa demasiado lápiz de ojos. Tiene puesta una sudadera negra de AFI y unos desteñidos vaqueros azules. Creo que está intentado de ser emo. Me pregunto si se corta así misma.
“¿Aun no te ha dado mama las llaves de casa?” pregunta. Muevo la cabeza. Es una bonita casa. Tengo mi propia habitación. “Lo hará.”
No hay coche en la calzada. Me pregunto si mi madre está dentro. Se suponía que debía tener una entrevista de trabajo en la fábrica donde trabajaba la Tía Lisa.
“Mama dice que viviréis con nosotros durante un tiempo,” dice Courtney. No puedo decir si piensa que es bueno o malo, o si incluso le preocupa.
“Eso imagino. ¿Te parece bien?”
“Si. No lo sé,” dice. “Ha sido muy extraño desde que papá se fue. Mamá temía perder la casa hasta que la Tía Holly dijo que vosotros podríais venir a vivir con nosotros y ayudarnos.” Caminamos hacia el porche y Courtney deslizo una llave desde su bolsillo para abrir la puerta. “Me alegra que no lo perdamos.”
“Yo también,” digo. Seguro, probablemente estoy perdiendo mi futuro como corredor en el Ocklahoma Sooner, entonces iré a por una carrera, pero al menos la Tía Lisa y Courtney mantendrán su casa. “¿Por qué os trasladasteis a Oklahoma? Tu madre creció aquí.”
Courtney me da una mirada que dice que debe ser la criatura más estúpida que alguna vez se ha soportado sobre dos piernas. “Mi padre está perdido, ¿Lo está? Perdido. Tal vez este en alguna isla esperando por ayuda. Podría llegar a ser rescatado y volver a casa mañana. ¿Qué pasa si no estamos aquí? ¿Qué pasa si viene a casa y nos hemos ido?”
Siento que parpadeo hacia ella un par de veces mientras que intento comprender que realmente cree eso. ¿Podría ser verdad?
“¿Qué ocurrió?” pregunte. “¿Las personas perdidas en las tormentas aparecen después?”
“Podría ocurrir,” dice Courtney, su voz de repente es aguda. Ella gira alejándose de mí y se dirige a través del salón hacia las escaleras, dejándome sujetando la puerta principal abierta.
Un repentino viento sopla a través del porche. Es frio, pero desaparece tan rápido como vino. Miro las hojas secas que sopladas delante de mí se dispersan por el borde del porche. Hay una sombra en carrera con el viento. Extraño. Escucho el golpe de la puerta de la habitación de arriba.
Sobre mí, algo parece chirriar en el espacio entre el interior y el exterior de las paredes de la casa. No me molesto en mirar hacia arriba. Los ratones son ratones, ya sea si viven en las Grandes Llanuras o en la Costa Este.
Hago los deberes porque no hay nada más que hacer y la Tía Lisa solo tiene el cable básico. Estoy terminando mi lectura sobre la ciencia cuando el coche de la Tía Lisa resuena en la calzada.
“Tengo el trabajo,” grita Mamá mientras entra en casa. Hay virutas de madera de color amarillento, que aun se aferran a su pelo rubio arenoso, y su cara se ilumina mientras se abre paso a través su hermana y viene hacia mí para darme un abrazo.
Le devuelvo el abrazo, pero no con bastante entusiasmo.
“Podrías habernos avisado,” digo en un tono de broma.
“Deje un mensaje en la maquina,” dice, señalando detrás de mí al teléfono, Una luz roja parpadeaba en el contestador automático.
“Oh, creí que no debería escucharlo.” No importa que no lo hubiese notado.
“No seas tonto, Alan,” dice Tía Lisa. “Vivís aquí ahora. Mi casa es vuestra casa.”
Esta es la primera cosa que he escuchado a Tía Lisa decir sin un matiz de dolor, así que fuerzo una sonrisa ante su homicidio del español.
“Okay, lo recordare. Felicidades por el trabajo Mamá. Imagino que comenzara hoy, ¿verdad?” Arranco una viruta de su rizado cabello. Parece un pino.
Mamá sonríe y pone las manos en su pelo para agitarlo. “Me dijiste todo lo que tenía que hacer, Lisa.”
“Eres como una novata, Holly,” dice mi tía mientras camina hacia mama y le arranca otra viruta del pelo. Me pregunta, “¿Preparo Courtney la cena?”
Dudo, me pregunta si estaré en problemas con mi prima si digo la verdad. De todos modos lo van a saber. “No. Se fue escaleras arriba tan pronto como llegamos a casa. No la he visto desde entonces. Me mandaron un montón de deberes.”
“Puedes manejarlo,” dice Mamá. “Es Courtney ¿de acuerdo?”
“Creo que si.” No me encojo de hombros, pero creer que su padre muerto volvería después de que su barco se perdió en el Norte Atlántico no parecía bueno para mí. Vi Titanic. Se de personas que no pueden sobrevivir durante bastante tiempo en el agua fría, especialmente durante una tormenta.
“Bueno, pienso que deberíamos ir a cenar para celebrar el nuevo trabajo de tu madre y vuestro regreso a Maine,” dice Tía Lisa.
¿Celebrar nuestro regreso a Maine? Si, cierto. Mamá aplaude y dice que es la mejor idea que ha escuchado en semanas, que se está muriendo por probar algunos pescados y mariscos frescos.
“Claro,” digo. “¿Por qué no? Iré arriba y traeré a Courtney.”
La habitación de Courtney está al final del pasillo, justo pasando por mi nueva habitación. El pasillo parecía muy oscuro, a pesar de que la luz del techo estaba encendida. Sé que hay algo malo. El pelo sobre mis brazos punza mientras voy hacia la puerta cerrada de Courtney, y siento frio, como si estuviera de pie en frente de un congelador con una fuga.
“¿Courtney?” toco la puerta. El ruido de los arañazos viene de nuevo, justo debajo de mis pies. Considero golpear el suelo con el pie para silenciar a los ratones, pero no lo hago. ¿Por qué no indico la Tía Lisa que se que tiene roedores en la casa?
“¿Courtney?” llamo de nuevo, más fuerte.
El frio aire a mí alrededor se desvanece. Ha sido succionado bajo la puerta de Courtney. Ella sigue sin responder, así que giro la manija y empujo. Por un instante, no hay resistencia, entonces la puerta se abre con facilidad.
Courtney esta acostada sobre la cama, con los ojos abiertos, los brazos rígidos a sus costados, y las palmas de sus manos contra sus muslos. Parece muy extraño.
“¿Courtney, estas bien?”
Lentamente, vuelve su cabeza para mirarme. Detrás de sus gafas, sus ojos parecen extraños, amplificados y muy brillantes.
“Vamos a salir a cenar. ¿Estás lista?”
“Claro. Enseguida bajo,” dice con voz aturdida.
Cierro la puerta y retrocedo un paso. Detrás de la puerta puedo escuchar sus movimientos, el crujir de sus ropas mientras se sienta sobre la cama. La decisión es que ella debe estar bien, solo es una extraña emo, así que voy a bajar por las escaleras.
Tía Lisa está cogiendo la última viruta de madera del cabello de mamá y hablando de alguien de la fábrica.
Unos minutos después Courtney bajo las escaleras. Sus ojos parecían normales otra vez, y abrazo a su madre, “¿Dónde vamos? ¿A Charlie’s?”
“Me parece bien,” dice Tía Lisa, “¿Estáis listos chicos?”
Mama y yo les seguimos hacia su camioneta, donde me siento detrás con Courtney.
“Estas en clase con mi mejor amiga,” dice Courtney mientras nos ponemos en marcha.
“¿A si? ¿Quién es?”
“Aimee Avery.”
Niego con la cabeza y me encojo de hombros. “Aun no me he aprendido los nombres. ¿En qué clase?”
“No lo dijo.”
“¿Qué aspecto tiene?”
“Es guapa, pero cree que se parece a una Muppet. Su pelo es rojo.”
Recuerdo a la ruidosa mascadora de chicles en la clase de biología de Swanson. “Creo que se de quien estás hablando.”
“Es agradable,” añade Courtney. “Echa un vistazo al coche de policía.”
Veo como un alto oficial empuja a un hombre sobre el capón de un camión y le esposa. El hombre de todas maneras forcejea. “Me pregunto que hizo.”
“Probablemente bebió,” dice Tía Lisa. “Recientemente muchas personas han sido capturadas por beber y alterar el orden público. Casi todos los días te enteras de otra pelea. Debe ser por el clima.”
Esa noche desperté de un sueño y me senté directamente en la cama. Mis ojos se abren completamente y miro delante de mí, pero no veo nada. Era un sueño sobre un tótem, una visión. Onawa, mi tótem puma, estaba tratando de decirme algo. Me recuesto en la cama aun con los ojos abiertos. Alcanzando la mesa cercana a la cama encuentro la correa de cuero de la bolsita de medicina y la atraigo hacia mí, sosteniéndola con ambas manos sobre el pecho.
Mi corazón sigue acelerado.
Onawa tenía miedo. Estábamos en un bosque. Lo recuerdo. Ella estaba sobre una roca por lo que su hermosa cabeza leonada estaba al mismo nivel que mi cara. Detrás de ella, sin embargo… todo era negro, al igual que el bosque que estaba siendo engullido por la niebla negra. Las formas se movían en la oscuridad.
Onawa había estado diciendo algo. Algo importante. Agarro la bolsa de medicina con fuerza, pensando, intentando recordar.
Estaba distraído. Había alguien más en el sueño. ¿Una chica? Si, era una chica. Estaba sosteniendo una antorcha, o algún tipo de luz roja. ¿O tal vez tenía el pelo rojo? A lo mejor. Pero también había habido alguna luz. Llevaba una luz. Onawa, sin embargo, me dijo algo, y ahora no puedo recordar lo que era.
Entonces los ratones comienzan a arañar otra vez bajo el suelo. La luz de la luna se filtra a través de la delgada cortina de mi ventana. Estoy seguro de que no había tanta luz en el salón hacía unos pocos minutos. Era completamente negro cuando desperté. Estaba oscuro cuando los ratones estuvieron arañando. ¿Nubes? Tal vez.
Debo de haberme quedado dormido, porque la alarma del despertador comenzó a sonar temprano, irritando mi consciencia. Lo apago y me despliego en la cama. La desnuda madera esta fría bajo mis pies. Esto es una locura.
En Oklahoma a principios del año escolar nunca hace frio. Deslizo la cuerda de cuero de la bolsa de medicina alrededor de mi cabeza y suelto la bolsa. Los calambres de mi mano izquierda lo están sosteniendo con fuerza durante… ¿qué? ¿Cuatro horas? ¿Cinco? Flexiono la mano mientras manoseo en la caja de ropa con la derecha, buscando la camisa negra de Metálica Matad a Todos para este día. Está un poco arrugada, pero ¿y qué? La deslizo, dudando, entonces saco la bolsa de medicina fuera de la camisa. Me pongo bruscamente el resto del uniforme del día: pantalones negros, calcetines negros, y botas de combate de estilo militar.
No soy bueno en matemáticas. Mi calificación, al trasladarme, en algebra era una C menos, y parece que no tiene a donde ir salvo más abajo, y a primera hora estoy frente a la Sr. Bailey mientras que ella garabatea números y letras en la pizarra. Es una mujer baja, de treinta y tantos años, y no es fea para alguien de su edad, pero lo que está haciendo con los números y las letras parece malvado. Nos dice que debemos hacer los problemas de la página 42, luego va hacia su escritorio.
Finalmente suena el timbre y los libros se cierran automáticamente, los pies son arrastran, las mochilas son levantadas, y los adolescentes perros de Pavlovian se mueven hacia la siguiente perrera. Me muevo con ellos, tratando de recordar el camino a clase de biología.
“Ahí está el.”
Miro sobre mis hombros y veo a tres chicas de pie al lado de una puerta cerrada, todas ellas asegurándose de no estar mirándome. Me doy la vuelta y sigo caminando. La campana está sonando mientras camino hacia la puerta de clase.
Ahí está ella.
Rojo.
La amiga de Courtney. La chica guapa con el pelo rojo. El sueño se precipita de nuevo hacia mí. Estamos cayendo, agarrándonos el uno al otro, retorciéndonos en la oscuridad que nos rodea. Onawa también ha estado ahí. La chica me mira y soy consciente de que he dejado de caminar y que la estoy mirando fijamente. Consigo que mis pies se muevan de nuevo, pero no puedo dejar de mirar. Veo algo en sus ojos, algo parecido al reconocimiento.
Tomo asiento, finalmente rompo el contacto que hemos estado manteniendo mientras estoy de frente al salón.
“Hey.”
Es ella. ¿Cuál será su autentico nombre? ¿Ángel? ¿Agnes? Algo relacionado con la A. Me vuelvo y digo, “Hola.”
“¿Qué tal tu primer día?” pregunta.
“Bastante bien.”
“¿Si? Eres el primo de Courtney”
No suena como una pregunta, pero asiento. “Si.”
“Es mi mejor amiga.”
“Me lo dijo. Sin embargo olvide tu nombre.”
“Aimee,” dice. “Aimee Avery.”
“Claro.”
“La gente me llama Aimee, o…”
“Rojo,” digo. “Te llaman Rojo.”
Ella parece sorprendida. “Si. Lo hacen. ¿Te lo dijo Courtney?”
No puedo decirle a una chica que la he conocido en mis visiones. Definitivamente no se trata de Onawa.
“Si, me lo dijo Courtney.” Miento.
“Señorita Avery, ¿ha terminado de entretener a nuestro nuevo estudiante?” Pregunta el Sr. Swanson en frente  del aula. Ni siquiera me di cuenta de que había entrado en clase. Guiño rápidamente a Aimee y doy la vuelta.
“Sí señor, Mr. Swanson,” dice Aimee detrás de mí. “Ahora es todo suyo. Por favor denos clase.”
Biología no es más fácil que algebra, pero al menos es un poco más interesante. Siempre que Aimee cambia de posición tras de mí en su pupitre recibo como distracción el olor de su perfume. Puedo sentir su pie golpeando con cierto ritmo la pierna trasera de mi mesa. Suena el timbre y el ritual de las puertas arrastrándose comienza de nuevo.
“Te veré luego, Alan,” dice Aimee, pasando al lado mío desde el frente de la sala y agitando los dedos. Parecen las alas de una mariposa revoloteando en la distancia. Esta fuera de mi alcance antes de que yo diga algo.
Una cosa es segura: las comidas escolares son comidas escolares, tanto si estas en Oklahoma o en Maine. El sabor de la hamburguesa sabe a cartón y las Tarter Tots² no tienen sabor hasta que los cubro con sal. Estoy sentado solo, masticando una porción, cuando de repente estoy rodeado de chicas. Cuatro de ellas ponen sus bandejas en la mesa, rodeándome.
“¿Podemos sentarnos contigo?” pregunta uno de ellos. Es una rubia con grandes ojos azules y una pequeña nariz.
“Pareces muy solo,” dice una morena con una chaqueta de animadoras mientras se sienta al otro lado de mi.
“Si, lo imagino,” digo. ¿Una animadora? ¿Parezco un chico interesado en hablar con una animadora? Todas se sientan y comienzan a lanzarme preguntas.
“¿Eres de Texas?”
“Oklahoma,” digo.
“Ahí es donde ocurrió el Dust Bowl ¿cierto?”
“Eh, si, hará unos ocho años”
“¿Tenias un caballo allí?”
“No.”
“He escuchado que jugabas al rugby.”
“Ajá.”
“No tenemos rugby aquí,” dice la animadora.
“Lo escuche,” digo.
“¿Te gusta Lil Wayne, o solo escuchas esas cosas que quiebran la cabeza?”
“solo esas cosas que quiebran la cabeza.”
“¿Por qué? No veo interés en eso.”
“Bueno, Lil Wayne, Little Booset, y todos esos pequeños individuos que acaparan el sintetizado mercado del pop,” digo. ¡Aja! Pueden estar tranquilas. Ocho ojos me miran, abrir y cerrar, abrir y cerrar, abrir y cerrar. Se ponen en marcha de nuevo. Entonces comienzan como si nada ocurriese.
“¿Vivías en una granja o en un rancho?”
“¿Es Oklahoma en realidad un gran campo de trigo?”
“¿Alan? Se supone que debes venir a sentarte con nosotros, hombre. ¿Recuerdas?” Levanto la vista de la hamburguesa que había estado estudiando para ver a Blake, el ayudante de la asesora. “Vamos. Los miembros del cross country nos sentamos juntos.”
“Oh. Si. Lo olvide,” digo. “Disculpadme chicas.” Agarro mi bandeja y sigo a Blake.
“Realmente eres la sensación,” dice mientras atravesamos la cafetería.
“No creo que lo sea.”
“Eres nuevo. Eres diferente. No solemos tener personas diferentes por aquí,” dice el. “Aimee me envía a rescatarte. Estuvimos observando durante un rato, pero cuando era evidente la zona en la que estabas, me envió a buscarte. ”
Ahí está. Blake me lleva hasta la mesa donde Aimee está sentada con Courtney y otras tres personas. Deje mi bandeja y veo, como si fuera una diapositiva, a Blake sentado junto a Aimee, pasando un brazo sobre sus hombros, y abrazándola con rapidez.
“Blake al rescate,” dice él. Algo detrás de mí se desinfla.

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