Llevo toda la tarde terminando la traducción de este capítulo, así que aquí esta.
3. Aimee.
Las clases van pasando. Finalmente es la
hora de comer. Blake va y rescata al primo de Courtney, Alan, de las chicas que
siempre intentan conectar con todo el mundo.
“Odio el colegio” le dice Blake a Alan
cuando vuelven “Quiero decir, actúo como si me gustara el colegio porque nunca
he logrado tener un agradable ambiente hogareño. Hay una condición
estúpida, que básicamente significa que tienes que hacer la pelota a los
profesores. ¡Esa es la regla número uno!
Courtney asiente y me mira. Ella sabe que
yo realmente no puedo aguantar nada negativo. Ella me llama pequeña
conciliadora. Pero lo dice con cariño, de veras. De todas formas, solo para que
Blake no se ponga tan irritable con la Sociedad Nacional de Honor, intento hacerla reír imitando a mi padre, todo serio y tratando
de ser -un modelo de padre de los viejos shows de televisión de 1950 aunque él
no estuviera vivo entonces. “Ya sabes, Blake, odiar es una palabra muy seria con una connotación muy seria.
Hace como si fuera a tirar
un trozo de rosquilla a mi escote. Grito falsa mente, lo que hace que el
monitor, el Sr. Los Santos me señale con una uña negra como una daga. Yo le
sonrío y él se calma. Vuelvo a girarme hacia Blake.
“¿Me estás amenazando con eso?” digo con
tono de mafioso “Porque, déjame decirte que no soy nada amable con las
amenazas. Particularmente las amenazas con rosquillas. Quiero decir ¿sabes con
quien te estás metiendo aquí?
Alan ríe, y yo no puedo evitar notar lo
mono que es cuando sonríe. El imita mi voz “Si, lo sabemos. Creo que estamos
tratando con una tía dura.”
Y en ese mismo segundo sé, absolutamente sé, que algo en mi vida ha cambiado irrevocablemente. Este es
el chico de mis sueños. Justo aquí. Y vamos a tener que hacer algo, salvar
algo, juntos. Pero no sé el que.
“Aimee está muy rara hoy” dice Blake
mordiendo su rosquilla. Habla como si yo no estuviera aquí. “Y tiene pintura en
las manos.”
Lo sé. “Es difícil quitar la pintura.”
“¿Pintas?” pregunta Alan.
Es la primera cosa que me dice directamente
en toda la comida. Alzo la cabeza y le miro. Esto es un gran error “Si.”
No puedo dejar de mirar. El tampoco aparta
la mirada. Estaba en mi sueño. Era quien tiraba de mí. Era el. Y aunque no le
he contado a nadie mi sueño, quiero contárselo a él. Quiero contárselo todo, lo
cual es una mala forma de sentir hacia un chico que acabo de conocer al azar
¡Cuando tengo novio!
Courtney utiliza sus uñas con defines
dibujados para raspar la pintura de mi piel. Y lo hace tan fuerte que me duele
“No sé porque la aguantamos.”
“Atención, gente hablando sobre mí: ¡Estoy
Justo Aquí!” digo quitando mi mano. Decido ir a algún sitio seguro y libre de
conflictos. “Mira, Alan, no voy a preguntarte sobre Oklahoma y la mudanza
porque, no te ofendas, estoy segura de que es una mierda y estás harto de ello,
así que solo voy a traerte un poco de mi violenta vida, a menos que quieras que
te pregunte las preguntas necesarias, porqué lo haré, porque me importa, pero
no quiero ser… no sé. No quiero aburrirte con la misma vieja pregunta.”
Sus labios tiemblan. El se inclina hacia
atrás y se echa a reír de nuevo.
“¡Aimee!” gruñó Blake.
“No” Alan estira una de sus enormes manos
encime de la mesa “Me encantaría. Estoy tan cansado de que la gente pregunte
sobre mí.”
Yo asiento. Es como si estuviéramos solos
aquí. Hay mucha actividad alrededor de nosotros, pero nada de eso importa.
Empecé “Muy bien, mi abuelo…”
“Tu abuelo” interrumpió Blake adrede. Puso
su brazo sobre mi hombro de manera posesiva. Lo lleva haciendo todo el día, lo
que es un comportamiento raro en Blake. Últimamente es como si cada uno de
nuestros rasgos estuviera apoderándose de nosotros. La posesividad de Blake. Mi
propia inseguridad. El rencor de Courtney. Blake continuó burlándose de mi de
esa forma empalagosa-de novio –es tan dulce.
“Es malo conmigo” le dije a Alan y continué
“El caso es que él y mi hermano, Benji, encontraron un Cheeto que decían que se
parecía a Marilyn Monroe.”
Esto hizo que todo el mundo se callara por
un momento y entonces Alan dijo “¿Marilyn Monroe?”
“Si, esa vieja y difunta actriz, ya sabes. Era
todo curvas, probablemente se acostaba con Kennedy y cantaba Diamonds are a girl’s best friend” explicó
Courtney, “y ese Happy Birthday, Mr.
President y también está ese poster en el que está sobre una especie de
alcantarilla tratando de mantener su falda lejos de la cara.”
“Sé quién es. Solamente no entiendo lo del
Cheeto –Alan me miró buscando ayuda y mi corazón se volvió loco de nuevo.
“Ellos creen que el Cheeto se parece a ella”
dije. Supe que ese no era el tipo de historia que causa una buena impresión y
de repente decidí que no quería terminar de contarla.
“¿Se parecía?” preguntó Courtney.
Yo suspiré “No. Es como un bache parecido a
sus pechos y eso, pero creo que no se parece en nada a la silueta de una mujer.”
Courtney echó agua de la nariz, lo que hizo
que yo chillara mientras puso sus manos sobre su cara, riéndose histéricamente.
Blake puso una servilleta en mi mano. Alan cogió una también. Ambos empezamos a
limpiar la mesa. Froté suavemente la nariz de Courtney mientras ella preguntaba
“¿Se lo comieron?”
“Eso es lo que estoy intentando explicar.
No se lo comieron. Mi abuelo le echó una foto y lo publicó en eBay.”
Courtney golpeó la mesa con su puño “¡OH dios mío!”
“¡Calla, calla, calla!” Blake reía tan
fuerte que babeó. Le entregué una servilleta empapada.
“Ellos lo pusieron en una bolsa Ziploc y el
abuelo lo ocultó en lo alto del frigorífico para que nadie se lo comiera por
accidente” expliqué.
“Eso está mal” dijo Blake.
“Es una locura” Courtney se frotó la mano
con la que había golpeado la mesa.
“Lo sé” les sonreí porque por un segundo parecía
que estuviéramos antes de la muerte del padre de Courtney. Blake no estaba
gruñón. Courtney no estaba triste. Nos estábamos riendo.
“¿Ha pujado alguien por él?” preguntó
Hayley inclinándose. Su precioso pelo negro se balanceaba peligrosamente cerca
de mi crema de queso, así que moví mi rosquilla. Se ruborizó “Perdona. Soy una
completa cotilla.”
“Es algo muy vigilado” Courtney estaba de
acuerdo mientras los demás esperaban mi respuesta: Courtney, Alan, Blake,
Hayley, el novio de Hayley, Eric, y el mejor amigo de Eric y Blake, Toby.
“Alguien pujó quinientos dólares.”
Todo el mundo chilló y empezó a imaginar
una franquicia de Cheetos con parecidos. Podríamos hacer a Elvis, a Jesús o a
Barack Obama.
“¡Britney Spears!” gritó Courtney “Pagaría cientos de dólares por un Cheeto
que se pareciera a Britney Spears.”
Todo fue maravilloso y divertido, y nos estábamos
riendo, luego nos separamos en dos grupos de nuevo y nos instalamos en nuestra
rutina del almuerzo con Courtney recitando datos sobre sexo de Cosmo; Blake frota su pie de arriba a
debajo por mi pierna de un modo atractivo, que por algunas razones me hace
sentirme un poco inquieta y para nada atraída; Alan y Courtney discuten sobre
langostas mirándote mientras te las comes; y yo actúo como la conciliadora
mientras le echo un vistazo a Alan. El es el chico de mis sueños, lo sé. Y eso
significa que está en peligro, creo.
Blake me pasa algunas letras nuevas que ha
escrito en una hoja de su cuaderno. Está totalmente encendido con ese trió de
hip-hop de New Hampshire. Todos decimos que son excelentes, excepto Alan.
Court nos mira muy severa y entonces mira a
su primo, el cual está centrado en los resto de su hamburguesa. “¿Qué opinas,
Alan?”
Hay una inmensa pausa.
Courtney lo inyecta, “Aquí a nuestro vaquero
de cabeza metálica y héroe de acción no le gusta el hip-hop, el rap, el
country, las langostas ni cualquier otra cosa dentro del estado de Maine.”
Wow, está enfadada. Parece una persona
completamente diferente, lo juro. Algo dentro de mí tiembla. La campana suena.
“Salvados por la campana” ríe Blake, pero
es realmente obvio que esta lo fingiendo. Está herido o algo así. El pobre
dulce Blake necesita muchos elogios. Se reclina, besa mi mejilla, y va hacia
clase con Courtney.
Alan y yo permanecemos ahí. La mesa nos
separa. El viene aproximándose hasta mi lado. “Se han deshecho de nosotros muy
rápido.”
“Su clase esta de camino al ala de lengua
extranjera. Siempre llegan tarde. Yo voy en la dirección opuesta,” explico. Me
sonrojo. Saco algo de chicle. “¿Quieres uno?”
Parece tener dificultad al momento de
elegir. “Claro.”
Alarga la mano por el chicle. Sus dedos
tocan mis dedos y de repente todo vuelve a ser mi sueño. Estoy cayendo hacia
abajo. Algo está tirando de mí. El agua está por todas partes y mis pulmones
están a punto de estallar.
“Wow… Aimee…” Sus manos están rodeando mis
brazos, sacudiéndome de regreso. Mis rodillas están temblando y pasa un segundo
antes de que pueda centrarme en el. Su cara esta justo enfrente de mí. Quiero
tocar su piel con mis dedos. ¿Por qué? Dios. ¡No le toques! Esta mirando con
dureza como si estuviera intentando mirar dentro de mi cabeza. El no puede ver dentro de mi cabeza. No le
dejare.
“Lo siento.” Me levanto, asegurándome de no
tocarle. Miento, porque decir la verdad le haría pensar que estaba loca. “Estoy
un poco mareada aquí.”
“¿Mareada?” pregunta. “¿Has conseguido
estar bastante mareada?”
Lo sé, lo sé estoy mintiendo.
“Se me hace tarde. Um, gracias,” digo, aun
resistiendo la urgente necesidad de tocarle. Su largo pelo flotaba un poco en
frente de su cara.
Dejo caer sus manos. Comencé a caminar con
rapidez en dirección a la puerta de la cafetería, la única que iba hacia los
estudios sociales y el lenguaje de las artes.
“También voy por este camino,” dice. Su voz
es baja y más lenta que cualquier voz en Maine, lo cual es realmente decir
algo. Resuena bastante. Está llevando una camisa negra de una banda de metal.
Odio las camisas negras. Odio los grupos de metal.
Somos los rezagados, saliendo de la
cafetería tarde. La dulce chica del coro esta frente a nosotros, Amber, no nos
ve y la puerta comienza a cerrarse en mi cara. Alan la empuja por mí, solamente
abarcando mi cabeza y extendiendo su brazo, el cual es de la forma del de
Superman. Puedo ver porque las animadoras estaban moviéndose con tanta
lentitud.
Quiero decírselo. Quiero hablarle sobre mi
sueño. Quiero contarle sobre mis visiones. Quiero decirle todo, pero no la
manera en como soy. No digo cosas a la gente- nunca. No soy más Aimee la Freak. Soy Aimee quien sale con Blake y
hace deporte y practica pintura.
“Gracias,” digo, recordando mis modales.
“Siento que Court fuese tan… extraña contigo. Su forma de ser era perversa.”
El se encogió de hombros. “¿No siempre ha
sido así?”
“No.” Nos dirigimos por el pasillo. Casi
tengo que trotar para seguirle. Parece darse cuenta y reduce el paso. “En
realidad suele ser amable, más que amable. Todo esto relacionado con su padre…
este tipo de desorden en su cabeza es un poco… algo está un poco enredado en su
cabeza.”
Asiente. Traga con fuerza. Parece que está
tratando de asimilar algo para poder hablar.
Dejo que se adelante, por alguna razón
tengo miedo de lo que sea que me quiera decir. “Blake y yo hemos estado
saliendo desde siempre.”
“Oh.”
Me sobresalto. En verdad puedo sentir que
me muero de vergüenza. “Lo siento. Quiero decir… pienso que a veces ella se
siente como un tercer volante, sabes, así que no puedo ayudar. Y…es difícil
para ella. Quiero decir, también debe ser difícil para ti, al trasladarte aquí
sin haber rugby, sin un verdadero centro comercial o cualquier otra cosa.”
“Estoy bien sin los centros comerciales.
¿El rugby? Si, no es fácil,” admite. Sus hombros son amplios. Agacha la cabeza
cuando me habla, como si le preocupara que su voz no fuera lo suficiente baja y
lenta para que yo no pudiera escucharle.
“Si… si… lo imagino. Es muy bueno de tu
parte, bastante valiente. A la mayoría de las personas les daría un ataque.”
“No soy como la mayoría de personas,
imagino.” Me mira directamente. La parte derecha de su boca se levanta en una
sonrisa. La izquierda sigue permaneciendo en su sitio.
“No, imagino.” Le devuelvo la sonrisa.
Court me envía un mensaje mientras estamos
en la AP de Ingles, lo cual está completamente en contra de las normas del
colegio.
¿RECUERDAS LA SESIÓN DE ESPIRITISMO?
Sabe que es algo que no quiero recordar.
Todos dejaron mi casa después de esa sesión de espiritismo en séptimo grado.
Corrieron a los coches de sus madres y se fueron a toda velocidad pensando que
yo era una auténtica Freak. Todos excepto Courtney y Chuck. Justo después de
esa sesión de espiritismo había visionado aquella cosa donde Chuck murió de
camino a su casa, pero aquello fue después de que la otra cosa monstruosa
ocurriera, después de que todos se fueran.
En mi visión, vi una Saab estrellarse contra
el Subaru de su madre mientras ella estaba esperando para girar hacia el
Supermercado Tideway. Vi su coche saltar sobre la caja de langostas que se
llevaba a un camión. Vi el cuerpo de Chuck destrozado en el asiento de atrás,
su madre sollozando, la sangre deslizándose por su camisa blanca. Sus brazos
estaban destrozados pero ella aun trataba de alejar el EMT, todavía intentaba
de aferrarse a Chuck.
Debía de quedarme sin aliento porque Chuck,
el que todavía estaba vivo, el que aun respiraba, me hizo brincar, golpeando la
mesa de café con su pierna. “¿Qué? ¿Qué viste?”
Sacudí la cabeza y le mire a él y a
Courtney antes de, finalmente, mentir. “Nada.”
³AP English: Clases Avanzas de Ingles
El murió. Por supuesto que murió. Murió
precisamente de la forma que vi. Murió de camino a casa aquel día. Aparte el
recuerdo. ¿Qué es lo que le pasa a Courtney? Sabe que no puedo lidiar con todo
aquello.
Me siento en la mesa y trazo un grafiti en
ella: TODO APESTA. Juvenil, pero profundo.
De alguna manera no me hace sentir mejor
que cualquier otra persona sentada en esta mesa y me sentí de la misma manera.
Clavo la mirada en Blake y Court, los cuales están atrapados en la habitación.
Los asientos están asignados aquí dentro, la cual es la cuarta gran clase
considerada por la AP. Pero nuestra profesora, Mrs. Bloom, con todos sus
vivaces aullidos parece que es una animadora de los clásicos.
Court hace una mueca diciéndome que debería
revisar el conjunto de Mrs. Bloom. Lo hago. Es un suéter de manera que combina
con la gran falda a cuadros, y se ven los calcetines del pantalón marrón de su
marido, salidos, pero no hasta el dobladillo de su falda.
“Pre-ci-o-sos,” articulo hacia Court.
Court me responde, “los quiero.”
Briley Flood me mira fieramente. Esta
sentada frente a Blake y el posa los dedos sobre los hombros de ella,
diciéndola que se dé la vuelta. Briley siempre es amable. No sé porque estaba
echando chispas por los ojos. Todos están con los nervios en punta, incluso
Blake.
Mrs. Bloom aplaude con las manos juntas y
canta, “¡Clase! Estoy muy emocionada. Hoy continuaremos con nuestro debate
sobre la obra teatral Hamlet de
William Shakespeare. ”
Me desplomo en la silla, porque podría
morir justo ahora.
“¡Señorita Avery! ¡Siéntese bien!” dice
Mrs. Bloom. “¿Por qué no lee la parte de Ophelia?”
Finjo sonreír. Bien. La chica loca.
Perfecto, dado que es la manera en la que me estoy sintiendo.
Mrs. Bloom tira del sujetador por debajo de
su axila como si la estuviera irritando y comienza a predicar. “Primero vamos a
hablar de Ophelia. ¿Quién pensáis que es el personaje más aburrido y
unidimensional en Hamlet?”
Esa es una pregunta difícil. Levanto la
mano porque necesito puntos extras después de tener una mala postura. Mrs.
Bloom se dirige a mí con el excelente entusiasmo con el que solamente una
profesora de Inglés que se está ajustando el sujetador puede encontrar.
“¿Señorita Avery?”
“Ophelia,” digo, sintiéndome más brillante
porque esto debería ser bastante para mostrarla que estoy escuchando y que no
necesita llamarme de nuevo en sus clases a pesar de mi mala postura.
Mrs. Bloom sigue trinando. “Eso está bien.
Ahora, ¿por qué? ¿Aimee?”
Mierda. Igualmente tengo la responsabilidad
de contestar, a menos que alguien salte e interrumpa. La cuenta atrás para el
pelota. Tres… Dos… Uno… Es Court. Solamente ella sería capaz de hacer la
pelota. Intenta estar despreocupada, echándose hacia atrás, con las piernas
estiradas como una deportista. Da golpecitos con su bolígrafo sobre la mesa y
dice, “Ophelia es realmente aburrida porque tenía bastante potencial, ¿cierto?
Parece que podía haberse tratado de la auténtica y trágica heroína, pero en
lugar de eso ella se permitió convertirse en una loca y perdió todo el
potencial de la heroína y se volvió en trágico.”
“¡Correcto!”Emite Mrs. Bloom.
“Pero…” La palabra sale de mi boca antes de
poder para.
“¿Qué es, señorita Avery? ¿Hay algo que
quiera añadir?”
Trago y mi estomago se oprime a sí mismo.
“Yo solo… solamente no pienso que te permitieses
convertirte en una loca. Normalmente las enfermedades mentales son por algún
tipo de desequilibrio químico, o trastorno. Hay una predisposición genética. No
se trata solamente de darse por vencido.”
“¿Una predisposición genética?” se burla
Court en un susurro. “Ella lo debería saber.”
Estoy segura de que toda la clase la
escucha excepto por Mrs. Bloom, que tiene una sorda determinación. Algo dentro
de mí explota y se ahueca. ¿Qué la pasa?
Cierro los ojos y veo a todos alejarse. De repente, una imagen de mi madre se
cuela en mi cabeza. Sus manos extendiéndose hacia mí desde las negras aguas del
rio. Su voz dice mi nombre, suplicándome por salvar… ¿a quién? Abro los ojos
para presenciar como Blake lanza a Court una mirada encolerizada, lo cual
aprecio totalmente. Debido a eso consigue puntos por ser un buen novio.
“¡Eso es cierto, Señorita Avery!” ahora
Mrs. Bloom dirige toda su poder hacia mí. Sus ojos azules son suaves por la
emoción. He entrado en el terreno de los favoritos de la profesora. “¿Por qué
piensas que Shakespeare hace esto?” desvía la mirada de mi. Va lentamente al frente de la clase, tan
contenta como un caniche en una feria de perros grandes, sonriendo, brincando,
con la cola en el aire. No da la oportunidad de responder a nadie. “Shakespeare
lo hace porque la elección de Ophelia refleja a Hamlet. Shakespeare utiliza la
locura para probar un punto temático.”
Mrs. Bloom no es consciente de lo alterada
que estoy, y continua con la enseñanza. Es sorprendente como los profesores no
tienen idea de que es lo que pasa dentro de nosotros. Quiero decir, Courtney
está dando a Blake con el dedo y todo. Blake coge su dedo y susurra en so oído.
Comenzamos a leer Hamlet en voz alta, pero
no divido por zonas las partes de Ophelia y pienso en mi madre, que está en
peligro.
Cuando era una autentica niña pequeña y mi
madre aun estaba con nosotros, me desperté una noche y salí de la cama. Había
tenido un sueño en el que mi madre estaba flotando en el río, bocabajo, su
largo pelo castaño salía en tropel a su alrededor y los peces mordisqueaban sus
pies. Su cuerpo estaba hinchado al igual que había globos debajo de su piel, y
era de un color curioso.
Me dio tanto miedo que deje la cama solo
para asegurarme de que ella estaba bien. Fui de puntillas por las escaleras y
por delante de mi padre, que estaba tumbado en el sofá. Mire en la habitación
de mis padres, pero la cama estaba vacía.
En clase todos pasaron la página. También
paso la página. Leo mis líneas. Otra página. Hojeo por delante. No hay más
Ophelia por un rato, así que vuelvo a recordar el ver la habitación de mis
padres. Vuelvo a recordar las cosas que probablemente son completamente del
estilo insano de Ophelia para recordar.
“¿Mami?” susurre en la habitación vacía.
“¿Mami?”
Pero sabía dónde estaba.
Lo sabía debido a mi sueño.
Esa vez corrí delante de mi padre, sin
preocuparme de hacer ruido. Corrí hacia la puerta trasera y fui tan rápido como
pude a través del patio trasero, a través de los palos de madera, y hasta el
río. Podías ver el río desde la casa, y la luna estaba a gran altura y llena en
medio del cielo.
Había una señora de pie junto al río, justo
entre los árboles. Estaba segura de que era una mujer; lo supe por la forma. Su
forma era una tiniebla que profundizo la noche. Y estando de pie en el río
había un hombre. El estaba atrayéndola para que fuera a él. El agua manaba de
su boca. Sus ojos eran los ojos de la nada, pozos de carbón. Y la quería a
ella.
“¿Mami?”
No respondió.
Corrí tan rápido como pude, pero era
difícil con mi camisón, el cual era demasiado estrecho para permitir que mis
piernas se estiraran con grandes pasos. Las agujas del pino y las ramas herían
mis pies, pinchándolos, cortándolos. Seguí corriendo.
“¿Mami?” susurré mientras me acercaba a la
oscuridad del río y al hombre, acercándome a ella, y paré de correr. “¿Mami?”
El mundo entero olía a podrido, como los
viejos pepinos en la nevera que se habían caducado.
Di un paso hacia ella. Extendí mi mano y
mis dedos para tocar los suyos, incluso por un segundo pensé que no se movía.
Su cara estaba en blanco como la luna; ya había comenzado a surtir efecto la retirada.
Ya. Desde hacía tiempo. Ella estaba lejos, al otro lado del cielo, en la luna, tal
vez en las estrellas, o solamente en medio de la oscuridad.
“¿Mami?” Mis dedos se sentían calientes, resplandecientes
y poderosos. Apreté su mano tan fuerte como pude e intente enviarle todo el amor
que tenía para ella. Esa fue la primera vez que trate de sanar a alguien.
Nada. Y luego sus dedos se movieron agarrando
los míos, agarrándolos, sosteniéndolos, sujetándome apretadamente, muy apretadamente.
Entonces supe que ella realmente no era como otras madres. Algo había ocurrido.
No sabía el que.
“¿Aimee?” Su voz era un dulce susurro del viento.
“¿Has venido a llevarme? ¿Para asegurarte de que el no viene a por mí?”
“Uh-huh,” dije, porque imagine que lo hice.
Me alzó en sus brazos. “Vamos a llevarnos la
una a la otra a casa.”
Cuando miré hacia atrás el hombre del río se
había ido, despareció bajo la superficie.
Esa fue la única vez en que una de mis visiones
hizo algo bueno. Solo aquella vez. La única vez que verdaderamente pude salvarla.
Descargar: Capítulo 3
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