viernes, 13 de julio de 2012

After Obsession. Capítulo 5.


5. Aimee.


En todo el camino a casa desde la práctica, Blake es un completo imbécil, algo raro en él. Yo estoy sucia y sudorosa, y él esta quejandose. 
“Estas mojando el coche, Aim” 
“¿Y tú no?” Me muevo en el asiento, inclinándome hacia la puerta. 
“Es diferente” 
“¿Por qué es diferente?” 
Hace una pausa “Porque yo soy un chico”. 
“No!”, digo en lo que espero sea alegremente, de una forma divertida. “Estas un poco irritable McCrankerson.""
Chris Paquette esta en el asiento trasero, sentado con Eric.
“Tregua, chicos. Vamos a admitir que Blake es sexista e irritable y vamos a continuar”. 
“Lo que estoy es molesto,” admitió Blake. Bajó la música para que nadie tuviera que gritar por encima de la fuerte melodía. Tuerce la cabeza para mirarme a mi en vez de a la carretera. “¿No vas a preguntarme porque?” 
Yo pique a pesar de no querer. Parte de lo que me gusta de Blake es que es una persona bastante positiva. Yo tiendo a alejarme de la negatividad. Aún así pregunto “¿Por qué?” 
“El estúpido primo de Courtney me derroto hoy. Era como una especie de superhéroe.” Dijo Blake. 
“Lo mato.” Eric se inclina entre los asientos. “Él será el primero. Blake será el segundo. Yo el tercero. ¿Toby y Dalton? Cuarto y quinto. Este año tenemos una clara oportunidad como equipo, no sólo al personal.” 
“Odio perder con alguien como él.” Murmura Blake. 
Eric y yo intercambiamos una mirada. 
“¿Alguien como él?” repito, volviéndome en mi asiento. Que quiere decir, ¿porque es americano nativo? ¿O porque es pobre? ¿O un metalero? No es bueno. La ira se apodera en mi garganta y la vergüenza me golpea en el pecho. "Qué quieres decir?” 
“Nada” gruñe Blake. 
¿Nada? Me limpio la frente, tratando de averiguar lo que ha pasado últimamente, bueno, Blake es capaz de conseguirlo, como puede cambiar la personalidad de una persona. Aunque él no es el único. Todo el mundo esta cada vez más malhumorado, más malo de alguna forma. Se puede sentir en el aire. Pasamos por la Iglesia de la Congregación y bajamos por la calle Bucksport. 
“Déjame a mí primero,” dije. 


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