Capítulo 1 de Redemption (Prophecies Of The Nine #1)
Un estremecedor grito del alma hizo eco fuera de las paredes del callejón antes de que fuese reemplazado por un inquietante silencio. Una daga, un charco de sangre, oscuros fantasmas –como criaturas deslizándose dentro y fuera de las sombras- todo comenzó a jugar como una escena de una película de terror. Todo se movió en lento movimiento pero entonces comenzó a destellear como una estroboscópica luz hasta que todo estuvo moviéndose a gran velocidad.
El hombre que estaba de pie ante Kylah parecía la personificación del mal. Se deleitaba en la batalla librándose ante él y cuando Tynan se agachó para matar a uno de los monstruos atacando a Vivi, dio a Kylah una sardónica sonrisa mientras sacaba una finalizada daga patinada y apuñalaba a su hermano en la espalda. Los helados ojos del hombre destellearon de bermellón cuando limpio una salpicadura de sangre de su mejilla. El hombre disfrutó en su asesinato mientras observaba el cuerpo de Tynan caer al suelo y luego rio cuando Vivi gritó.
─Otro O’Cianain muerto por mi mano, ─dijo el hombre cuando rio. ─Puedes parar todo esto mi cachorrita, pero solo si vuelves a mí.
Kylah podía escuchar sus palabras tan planas como el día incluso a pesar de que no podía entender porque o como él la conocía. La miró, esperando algún tipo de reacción ante sus palabras, pero cuando no recibió una, se volvió al callejón a una zona de guerra.
Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Kylah cuando observo el dolor e Genevieve volverse puro odio. Su normalmente dócil cuñada cambio instantáneamente, sus ojos se volvieron negras piscinas mientras comenzaba a entonar palabras que Kylah no entendía. Blancos y negros látigos de humo circularon entorno a ella justo antes de que una cegadora luz blanca se disparase a través del callejón.
─¿Qué diablos está ocurriendo? ─Preguntó Kylah pero en el instante que la luz la envolvió, en el momento en que el alma de Tynan la golpeó, todo se volvió claro.
Comenzó a acudirse incontrolablemente cuando todo lo que Brighid y Morrigan habían hecho para bloquear de lejos su mente fue destruido en un rápido movimiento. Vivi no solo había liberado la mente de Kylah, sino que además desencadeno sus poderes, convirtiéndola en la bala perdida que fue hace doscientos años. El cuerpo de Kylah se convirtió en una neblina de color azul y escarlata cuando recordó todo. Todos Los Nueve la miraron con conmoción en los ojos mientras su cuerpo comenzaba a temblar.
─¿Cuántos más tienen que morir antes de que aprendas la lección? ─Gritó Liam a través del caos.
Kylah miro a los oscuros y fríos ojos de Liam y supo exactamente lo que él estaba pensando. Era la misma mirada sádica que usó para darle hace doscientos años justo antes de que la torturase por no seguir sus órdenes. Él quería que reaccionara ante cada mirada suya, respondiera a cada capricho, pero Kylah podría preferir haber vivido en el calabozo con las ratas y los Changlings que hacer algo de lo que él le mandaba.
Liam se movió hacia Vivi, pero cuando más llamas comenzaron a bailar sobre la piel de Kylah, se desvaneció. Las oscuras criaturas hadas liberadas de Liam se movieron más rápido hacia el callejón; sus ojos rojos brillaron cuando sisearon y chirriaron. Kylah comenzó a entrar en pánico cuando sus afilados dientes para afeitar se movieron más cerca de Vivi; no iba a permitirle tomarla también. Cuando las llamas azules continuaron al bailar junto al cuerpo de Kylah, el último marco de esa película de horror vino al final. Vivi se desvaneció con el cuerpo de Tynan justo cuando escuchó a Syd ordenar a Aerric llevarla al laberinto, que Los Nueve se ocuparían del resto de los Sluagh.
***
Kylah se agarró el pecho cuando jadeó por aire. La pesadilla, o más bien el recogimiento, solo la despertó de dejarle sin aliento. Su corazón latió erráticamente mientras pequeñas gotas de sudor se formaban en su frente. Momentos transcurrieron antes de que su corazón comenzase a volver a latir a un ritmo normal. La visión del hombre que no solo había tomado su pasado, sino que ahora parecía decidido a destruir su futuro continuaba acosando e invadiendo cada pensamiento de Kylah. Si iba incluso a encontrar algún lugar en pez, Liam necesitaría morir.
Kylah miro a su alrededor de la monocromática habitación pintada de marfil con todas sus elaboradas finalidades y suspiró. No estaba más tiempo en Nueva York sino en el laberinto que había dejado hace mucho tiempo. Las pasadas dos semanashabían ocurrido y una eternidad de recuerdos ahora eran suyos para clasificar. No era más Kylah Keenan, “diseñadora de traes extraordinarios.” Era Kylah Aednat Brannagh O’Cianain, la nieta de dos poderosas diosas. La compañera de Aerric, la hermana de dos sobreprotectores hermanos Irish y al menos sino al final… la asesina de sus padres.
Kylah empujo de regreso las sabanas y se dirigió al baño. Se preguntaba donde Aerric podía estar. Era raro para él no estar yaciendo a su lado en la cama. De hecho, desde que ella había regresado a su vida “real”, Aerric ya la había dejado su espacio. Prometió no solo maquillar los pasados dos mil años, sino hacer de futuro uno que ambos estarían esperando. Aerric era un hombre maravilloso y mientras Kylah le amase, no estaba segura de nada más. Ya tuvo dos hombres demasiado atentos constantemente siguiendo cada movimiento suyo y ¿ahora tenía que añadir un compañero y un asesino psicópata a la mezcla?
Por los dioses, ¿cómo mi vida termino en tal confuso desastre? Suspiró pesadamente cuando encendió la luz y miró fijamente a su reflejo. Su pelo rojo sucio, sus ojos verdes estaban apagados y sin vida, y su piel parecía más pálida que el melocotón. Kylah giro el mango dorado y observó como el agua se arremolinaba al fondo del lavabo de mármol. Cuando puso las manos debajo de la helada agua, rezó porque después de unas pocas salpicaduras en la cara de Liam sería borrado de su mente, incluso si era solo durante un segundo. Kylah necesitaba que el caos que ahora estaba en su vida de alguna manera comenzase a tener sentido.
Cinco salpicaduras después y el reflejo de Kylah permanecía igual, pero cuando su pelo cambio de rojo a azabache se inclinó hacia adelante en el lavabo del baño y toco el espejo para asegurarse de que todavía estaba soñando. El reflejo de la superficie cambio; no era demasiado plateado sino completamente negro. El espejo se había convertido en un lienzo blanco para Kylah, para observar sus más oscuros recuerdos reproducidos ante ella. Dándose cuenta de que no era un sueño, sino una visión de su pasado, se puso de pie en lento movimiento cuando las imágenes que desesperadamente quería olvidar parpadearon contra el sólido fondo. El rostro de Liam fue la primera cosa que Kylah pudo distinguir, y entonces pudo ver el resto de él quedándose de pie en frente de la chimenea en su habitación. Kylah continuo al observar como Liam se ponía de pie ante ella, agitando el líquido un poco en una copa como solía hacer cuando la llamaba a su recamara.
Para la mayoría, el rico sabor de Liam y la robusta elegancia vinieron a través sin pretensiones, pero eso era solo la fachada que transmitió mientras en su forma humana. Sus trajes de diseñador, ceniciento pelo bronce, y una delicada sombra a las cinco en punto le hacía parecer hombre y mujer a la vez. Sin embargo, cuando Liam abrazo su oscuro lado de hada, no era más un hombre, sino un torbellino de espeso humo negro. Liam se convirtió en un fantasma con bestias extendiéndose más allá de su cuerpo; sus ojos brillarían en un brillante escarlata cuando sus afilados dientes de cuchilla se rompieron y silbaban hasta su destinada presa.
La furia de Kylah comenzó a elevarse cuando observo el recuerdo de Liam ordenándola desvestirse. Los fantasmas se retorcieron justo sobre él, esperándole impacientemente para permitirles el privilegio de alimentarse de ella. Kylah siempre rechazaba los avances de Liam en lugar del hecho de que sabía que el castigo sería terrible. Para ella, sin importar tanto tiempo como se sometiese voluntariamente a él. Los fantasmas golpeaban y enfriaban el cuerpo de Kylah. Su cuerpo estaba yaciendo en el suelo sangrando y roto, apenas consciente. Kylah sabía también que solo sería cuestión de tiempo antes de que Roan, el sirviente de Liam, viniera a llevarla de regreso a su celda, de regreso a los anónimos Changlings que amaban pellizcar morderla.
Los Changlings eran zombis sin rostro –como criaturas que existían en las sombras hasta que llegase el momento para alimentarse. Los hundidos ojos negros aparecerían a lo largo con una bocanada de miles de dientes afilados abriéndose y cerrándose. Kylah miro cuando se deslizaron bajo las paredes y a través del suelo, teniendo la esperanza de hacer contacto con ella.
Kylah agarró el lavabo en un esfuerzo por apartar de sí misma esos horribles recuerdos, pero estaba al tanto de que su furia se había intensificado hasta el punto donde una llama azul rodeaba todo su cuerpo. Miro arriba hacia el espejo del baño hasta las lágrimas de llamas azules corriendo por su rostro y en el lavabo, creando vapor al momento en que se encontraron con el agua helada del grifo. Kylah sabía que necesitaba calmarse o iba a anular la habitación que estaba de pie justo como lo hizo la noche en que Liam mató a sus padres.
Kylah regreso a esa noche en el callejón. ¿Qué habría sido diferente si Aerric no la hubiese apartado antes de que las cosas se salieran de control? Quería tomar venganza de Liam; hacerle sufrir por todo lo que le había hecho. Kylah quería liberar su don y quemar cualquier cosa en su camino al suelo, dejando nada más que cenizas soplar en el viento. Y entonces, sabía todo demasiado bien como serían las consecuencias si lo hacía. Necesitaba encontrar una forma de contener el fuego dentro o de lo contrario terminaría hiriendo a más personas que amaba.
─¿Estás bien, ángel?
Kylah se volvió para ver a Aerric casualmente apoyándose contra el marco de la puerta.
─Sí. ─Miró abajo, a las llamas y después de nuevo a Aerric. ─O quizás no.
Aerric se acercó y suavemente la deslizo en el mostrador; las llamas no tenían efecto sobre él desde que era demasiado capaz de manejar el fuego. Aerric era un dragón fénix creado por las diosas para protegerlas y a sus seres queridos. Él era incapaz de morir a menos que los que le hicieron cesasen de existir. Aerric era el poder personificado, al menos tan lejos como a las diosas respectaba. Hecho de sangre de un dragón y la piel de un fénix, es virtualmente indestructible. Si alguien había en realidad logrado asestarle un golpe de matanza, Aerric moriría solo durante un momento antes de volver a renacer. Se elevaría de las cenizas, y cuando la transformación tomase lugar, sus alas se volverían de curtidas gruesas escamas negras hasta que su dragón completamente emergiese. En el momento de los tres días, sería como si Aerric nunca se hubiese ido.
Aerric peino hacia atrás el pelo que había caído hacia adelante cuando Kylah bajó más la cabeza.
─¿De qué era el sueño esta vez?
Kylah miro hacia arriba.
─El mismo de siempre… Liam, pero esta noche era él matando a Tynan. ─Las lágrimas una vez más comenzaron a caer. ─¿Cuántas veces tengo que revivir la muerte de Tynan, Aerric? Como si no fuera bastante malo la primera vez.
Aerric limpió la lágrima antes de que fuera capaz de deslizarse por su mejilla.
─Kylah, encontraremos a Vivi y a Ty y cuando lo hagamos terminaremos con Liam de una vez por todas. No estás sola esta vez, ¿recuerdas?
─No estaba sola la última vez. Solo fui una estúpida tonta que pensó que sabía lo mejor.
Aerric puso su palma sobre el corazón de Kylah.
─Quizás sí, pero eres un alma guardián ahora y Tynan está a salvo dentro de ti. Las diosas encontrarán una forma de liberarle, Mo ghrá.
La tentativa sonrisa de Kylah fue menos que convincente pero podía decir que él no quería empujarla. Aerric situó un suave beso en sus labios antes de apartarse.
─Tengo que conseguir limpiarme. ─Deslizó la camiseta sobre su cabeza, arrojándola al suelo, y sonrió cuando las llamas de Kylah rugieron por vida una vez más.
Una mirada a la bronceada piel de Aerric y una burla al acordonado pecho hizo a Kylah empujarse de regreso en los brazos de él. Era como si su toque y su beso la fijasen a ese mundo y necesitaba más de eso para sobrevivir. La mano de Kylah se movió hacia arriba por su rizado pecho y se detuvo justo sobre su clavícula. En un dragón en forma humana, este era un lugar sensual. Él gruñó y se acercó para dejar que su erección presionará el muslo de ella.
Susurró cuando besó bajo su cuello.
─Me encantaría nada más que tomarte justo aquí, sobre el mostrador, Ángel de Fuego, pero si llego tarde al encuentro con tus abuelas, simplemente podrían decidir arrojar mi culo sobre una pira funeraria y no estaría de regreso en tres días.
─Si, bueno no podemos hacer eso ahora, ¿verdad? ─Sonrió Kylah.
Aerric dio a Kylah otro apasionado beso antes de que diese un paso hacia atrás y se moviese hacia la ducha para terminar de desvestirse. Kylah se mordió el labio inferior cuando observó los músculos en la espalda de Aerric moverse y flexionarse cuando se giró en el agua. Cuando Aerric finalmente dio un paso dentro de la vaporosa ducha, Kylah miró el ahora empañado cristal y observó intensamente cuando él enjabonó su cuerpo. Sabía que si continuaba mirándole él definitivamente estaría faltando a su encuentro, así que Kylah se apartó del mostrador y sacó una toalla para Aerric antes de que regresase a la habitación y se metiese en la cama.
***
Aerric termino de conseguir prepararse y sonrió cuando vio a Kylah arremolinada en su cama. Bueno no “su” cama desde que eran incapaces de volver a su hogar en Donegal, Irlanda, pero una cama que compartirían hasta que fuese seguro para ellos el regresar a sus vidas. Siempre se enfrentarían al peligro como miembros de Los Nueve, pero Aerric sabía una vez más que si Kylah era capaz de controlar sus poderes podría ser capaz de protegerse mejor de lo que cualquiera y las diosas le permitirían dejar la seguridad del laberinto.
Aerric se agachó y presiono su pecho en el de ella, inmovilizándola debajo de él.
─Te amo, Ángel de Fuego. Regresaré en un poco y puedo terminar donde lo dejamos. ─Le guiñó un ojo y la besó de nuevo, desatando otra llama, no en realidad una llama sino una que contenía una promesa de exactamente lo que él planeaba hacerle una vez que regresase.
─También te amo. ─Kylah le devolvió la burla y mordió su labio inferior.
─Endemoniada mujer. ─Aerric deslizo las manos bajo el cuerpo de ella y gruñó mientras ella se retorcía bajo él. Él mordió su lóbulo, ─Quiero que permanezcas justo aquí, en esta cama hasta que regrese… ─Tiró de la base de la camiseta sin mangas que ella estaba llevando y la saco de su cabeza. ─… Pero no estarás necesitando eso o esto. ─Aerric sonrió cuando la desvistió completamente y arrojó los bóxer y la camiseta sin mangas al suelo. ─Mucho mejor, ─dijo mientras se deleitaba en la forma que ella parecía yacer ahí desnuda. ─No tardaré. ─Aerric desapareció de la habitación antes de que ella pudiese intentar cambiar de opinión.
***
Kylah yació ahí durante un momento, mirando al techo. Rodo por encima y se preguntó si incluso pararía de sentir esa constante punzada de culpa. Cuando abrió el cajón de su mesa de noche, sacó la carta que se escribió hace dos mil años. El papel todavía crujía cuando lo abrió a pesar de que lo había leído cada día desde esa primera noche.
Kylah pensó de nuevo en el día que escribió la carta. Verdaderamente pensó que iba a hacer la cosa correcta pero ahora en retrospectiva, se dio cuenta de que las opciones en realidad eran bastante egoístas. Alrededor de las pasadas pocas semanas Kylah había intentado muchas veces decir a Aerric que lo sentía por todo lo que le había hecho pasar pero nunca podría encontrar las palabras adecuadas cuando miraba en sus ojos. Sentía no haber ido hasta él antes de que las diosas borrasen sus recuerdos. Debería haberse despedido pero pensó que si él creía que estaba muerta se movería y encontraría a otra. Quien sabía que él me habría amado durante este tiempo. No conocí a un hombre que podría o podía amar a una mujer de esta manera. Kylah golpeó la almohada y dejó las lágrimas fluir. Tenía la esperanza de que si derramaba las suficientes estas podrían llevarse algo de su dolor.
Kylah quería continuar donde ella y Aerric lo dejaron hace dos mil años, pero la realidad era que no eran más las mismas personas, ella no era más la misma mujer a la que él amó hace tiempo. Aerric siempre había calentado su sangre y la hacía arder con deseo pero no la conocía más, bueno no al menos la “moderna” ella. Él solo conocía al “ella” que existía en los días cuando vivían aquí en el laberinto.
Más recuerdos inundaron su mente cuando se revolcó en su propio dolor. Pobre de ti. Pobre, pobre e ti. Tu hermano está atrapado dentro de ti, su cuerpo marchitándose en algún lugar, Vivi todavía está desaparecida, todos a tu alrededor están intentando protegerte y mantenerte a salvo de un monstruo sádico y todo lo que puedes hacer es recostarte aquí y pensar en cómo de lamentable es estar yaciendo en la cama desnuda, esperando a un hombre que te ha amado durante dos mil años. Kylah rodo por encima, golpeó la cara contra su almohada y gritó hasta que sus cuerdas vocales hacían daño. Gritó y sollozó hasta que nada había quedado en ella, hasta que todo lo que podía hacer era dormir para escapar del dolor en su pecho.
Leer Aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario